Málaga, 10 de Agosto de 2015

10 agosto 2015 - Editorial - Comentar -

A menudo, cuando coges la cámara, dedicas muchísimo tiempo a trastearla. Eso es bueno, la idea es que la lleves a todos lados, la uses en cualquier situación... La gastes, como se podría decir. Sin embargo, hay una parte crucial en la fotografía que hay que cultivar igualmente, la idea que pretendes transmitir al que ve las imágenes que tomas.

 

A mi me apasionan las historias personales. Quien se acerca a mi página, suele ver modelos, eventos, certámenes. Todo muy focalizado en la belleza y la forma en la que se manifiesta socialmente. Sin embargo, quien me conoce bién, sabe que son las historias cercanas, íntimas y personales aquellas que me llaman la atención profundamente, hasta el punto de provocar, de un modo u otro, las fotografías de las que yo estoy personalmente mas orgulloso.

 

Entonces, ¿por qué tanta moda? Llevo un par de meses dándole vueltas a esa idea y la respuesta a la que he llegado es que soy egoista. Sin más. Me guardo mis mejores fotografías porque me basta con verlas en casa, recorrerlas con los amigos, imprimiéndolas y colgándolas en la pared. Mi trabajo mas personal es algo que nunca he pretendido tenga que ser del agrado de los demás. Por otro lado, la mayor parte de los encargos que acepto son reportajes privados, ínitimos y nunca me he sentido cómodo mostrando esos fragmentos de la vida de otras personas. En todo caso, las fotografías que comparto de ese estilo son retratos de aquellos que mas cerca tengo, porque mi vida siempre ha sido un eco de las experiencias que vivo junto a esas personas que tienen la capacidad de aceptarme tal y como soy, hacerme sentir arropado y sacarme de los estupores y ensoñaciones que, muy a menudo hacen presa de mi durante largos periodos de tiempo.

 

Escribo esto como todo lo que escribo, como un intento de catársis. Paso demasiado tiempo metido en la concha y recientemente me están haciendo ver que no todo lo que es confortable, a la larga, se corresponde con lo que me beneficia. Es tiempo de ponerse manos a la obra y dar un pequeño cambio a mi forma de mostrar el trabajo que hago. Después de todo, escogí el qué, el como y el cuando coger la cámara. Eso quiere decir que, aunque no siempre la vea con claridad, sé la fotografía que deseo tomar.

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